miércoles, 3 de agosto de 2011

enAMORada.

Se situaba en el tiempo, apenas un par de meses atrás, y se preguntaba, ¿crees en el amor? y la respuesta era NO. Pero, ¿y ahora? No lo tenía tan claro. No necesitaba besos de otras bocas, ni meterse en otras camas. No quería seguir buscando al chico romántico que la quitase de ese sucio asiento trasero de un coche que parecía el de los gitanos, ni de aquel garito de piedra lleno de botellas vacías de cerveza, una tele que no funcionaba y un par de sofás agujereados y destrozados por el paso del tiempo; no quería que nadie la sacase de aquella mierda en la que estaba metida, de los besos a escondidas, de las todas esas miradas furtivas... Quería más. Lo que antes siempre había sido sexo, pasión y deseo, ahora tenía también una dosis de amor. Amor... Qué palabra! Nunca había sido precisamente la romántica del grupo, y no creía ni nunca había creído en ello, pero esta vez, esta vez era distinto, era especial. Ahora mataría por que el dejase a su chica y le dijese "oye cariño, que te quiero sólo a ti y para siempre". Ahora ella se volvía loca cada vez que él le decía alguna tontería de las suyas, esas que tanto le gustaban. Eso era el amor que tanto había odiado siempre. Lo sabía, porque al escuchar una canción que hablaba de amor, pensaba en él. Lo sabía porque a veces, cuando iba por la calle y pensaba en alguna de sus tonterías, se reía y la gente la miraba como si estuviese loca. Lo sabía porque cada vez que el estaba cerca, se le revolvía el estómago. Lo sabía porque nunca había sido celosa hasta ahora. Lo sabía porque cada noche se acostaba y él era  lo último que pensaba. Lo sabía porque cada noche soñaba con él, sus besos, su olor, su tacto, sus ojos...Y sobre todo, lo supo desde el momento en el que dejaron de quedar para follar, y decidieron empezar a hacer el amor; desde que decidió que prefería discutir con él, a hacer el amor con cualquier otro. Lo supo desde el momento en el que se dio cuenta de que él también la quería, desde el momento en el que consiguió decirle que lo quería, desde el momento en que decidió que nunca más querría a alguien como a él, desde que se llamaban todas las noches par decirse tonterías, desde que se comportaban como si fuesen una pareja normal, aunque sabían que nunca lo serían... Había olvidado lo que era vivir sin el y si, estaba enamorada. Estaba enamorada hasta las trancas. 

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