viernes, 25 de marzo de 2011

Hug.

 Él estaba gritando. Ella casi llorando. Sabía que él nunca le pondría una mano encima, pero odiaba que se pusiese tan nervioso, así que se giró y echó a andar. Las lágrimas le saltaban de los ojos, pero seguía caminando, aguantando la respiración y con la cabeza bien alta. No tuvo tiempo de caminar 20 metros, cuando él empezó a correr y se abalanzó sobre ella. Sujetando su brazo, la empujó hacia él. Ella lo miró con los ojos empapados en lágrimas. Estaba serio. Se quedaron apenas un par de segundos mirándose fijamente a escasos centímetros de distancia, entonces él cerró fuertemente los ojos intentando no pensar y la abrazó. Tenían un millón de cosas que decirse, pero no se dijeron nada. Sabían que nunca podrían estar juntos y que  tenían el resto del mundo en contra. Él no quería hacerle daño. Ella estaba dispuesta a sufrir. Tenían miedo, pero no llegaron a decirse nada. Ella lloró en silencio, y él simplemente lloraba por dentro. Con la cabeza repleta de ideas, pensamientos, sentimientos, y planes que jamás se cumplirían, se sumieron en el abrazo más bonito que ambos habían tenido o tendrían jamás. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario